lunes, 26 de septiembre de 2011

La palabra se rebela

La palabra se rebela.
Si no la cuidas se escapa,
porque tiene su querencia.
                        Pedro Garfias


Ensayo: Sergio Núñez Guzmán

            La oposición recuerdo/olvido está presente en estas tres líneas. El recuerdo de todas y cada una de las palabras está en el significado que el lector identifica, pero. . . ¿cuál es el sentido del mensaje encerrado en el conjunto situado entre puntos? La curiosidad del lector no permite el olvido, ya que la significación está aquí, en estos  vocablos, o, acaso está fuera, no, la comunicación se establece desde el interior del mensaje al exterior constituido por la lectura de los receptores, y es en esta relación mensaje emisor/receptor lectura, donde el lector queda atrapado, pues al intentar responder las interrogantes planteadas por los contenidos textuales acepta la interlocución con el texto, con el autor desconocido, pues este envía el mensaje cifrado con sus propios contextos socioculturales, que el lector, como receptor, descifra a su vez con sus propios contextos socioculturales que naturalmente difieren de los del emisor.

            La palabras aprisionan al lector, y, éste quiere hacerlas suyas, son su querencia, pero ¿cómo?, jugando con ellas. Y “La palabra se rebela”. . . “se escapa”, ¿por qué?, porque se oculta tras el velo (re-velar/re-belar) del texto, es decir el sentido está en la totalidad textual.

            La palabra muestra su querencia, se rebela porque no la cuidamos y se escapa. Pero no, el lector al intentar comprender los contenidos descubre otras posibilidades de lectura, que lo conducen a rastrear otras visiones del mundo en culturas ajenas a su aquí y ahora. La sorpresa está en la hoja de papel, en no poder olvidar estos renglones.